(Cuento elaborado para el Programa Europeo Comenius. Todos juntos, en una mañana, hará cosa de un año, nos inventamos un cuento que debía contener las siguientes palabras: Castillo, Hada, Bruja, Río, León, Pirata, Anillo, Rosa Blanca y León). Aquí lo rescatamos).
Había una vez un niño que vivía con su abuela en un castillo. Andrés tenía ocho años y Pepa noventa y cuatro. Nuestro protagonista era tímido y tranquilo. Rubio y pecoso, sus dientes brillaban como el sol. Era flaco y le faltaba una pierna. Había tenido un accidente, en el cual los padres murieron.
Pepa, su abuela, era cariñosa y divertida. Tenía el pelo corto, rizado y pelirrojo. Era ágil y fuerte, pese a su edad. ¡Era un hada, aunque Andrés no lo sabía!
Al lado del castillo había un río ancho y profundo. En él vivía una bruja llamada Maruja. Su mascota era un pez piraña que hablaba.
Un día llegó al río un barco de piratas. Su capitán se llamaba Patanegra. Era bajito, rechoncho y muy malvado. Tenía un león con el que atacaba a sus enemigos.
Patanegra buscaba un anillo mágico que guardaba el hada Pepa en el castillo. Los piratas pidieron ayuda a la bruja Maruja. Le prometieron que, a cambio, le darían el castillo donde vivía el niño y su abuela. Allí viviría mejor que en el río.
Cuando llegaron al castillo obligaron al hada Pepa a que les dijese donde estaba el anillo mágico. El pirata Patanegra abrió un cofre. Para coger el anillo tuvo que meter la mano en una rosa blanca donde estaba escondido. Patanegra cayó al suelo, envenenado.
Patanegra buscaba un anillo mágico que guardaba el hada Pepa en el castillo. Los piratas pidieron ayuda a la bruja Maruja. Le prometieron que, a cambio, le darían el castillo donde vivía el niño y su abuela. Allí viviría mejor que en el río.
Cuando llegaron al castillo obligaron al hada Pepa a que les dijese donde estaba el anillo mágico. El pirata Patanegra abrió un cofre. Para coger el anillo tuvo que meter la mano en una rosa blanca donde estaba escondido. Patanegra cayó al suelo, envenenado.
—Ha llegado el momento, Andrés —–dijo la abuela Pepa—. Coge tú el anillo porque será bueno para ti.
—Sí, cógelo y … ¡dámelo a mí! —dijo la bruja, muy enfadada.
Andrés hizo caso a su abuela, aunque era un miedoso.
—¡Es el anillo de tus padres! Eres el único que puede cogerlo sin que la rosa blanca te envenene.
Andrés cogió el anillo y se lo puso rápidamente en un dedo, antes de que la bruja se lo pudiese quitar. Entonces notó que el anillo le daba fuerza y valentía: hizo desaparecer a la bruja y su pez piraña, a los piratas y al león.
—Sí, cógelo y … ¡dámelo a mí! —dijo la bruja, muy enfadada.
Andrés hizo caso a su abuela, aunque era un miedoso.
—¡Es el anillo de tus padres! Eres el único que puede cogerlo sin que la rosa blanca te envenene.
Andrés cogió el anillo y se lo puso rápidamente en un dedo, antes de que la bruja se lo pudiese quitar. Entonces notó que el anillo le daba fuerza y valentía: hizo desaparecer a la bruja y su pez piraña, a los piratas y al león.
1 comentarios:
la mochililla
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